Por @Sergio_Montiel
Hay momentos en los negocios -y también en cualquier aspecto de la vida-, en los cuales nos enfrascamos tanto en lo que estamos haciendo, en lo que estamos viviendo, que parece que estamos en un medio de un torbellino, en medio de una batalla, con poco tiempo para pensar, para detenerse, tomar una visión con tranquilidad; se nos van días y días en hacer cosas y con la sensación de que algo no funciona.

Contenido
- 1 Cuando los problemas agobian
- 2 Un recurso sencillo y efectivo para abordar situaciones difíciles
- 3 En qué consiste “salir al balcón”
- 4 La importancia de tomar distancia y tener otras perspectivas
- 5 Cómo ganar claridad en el análisis interno
- 6 “Salir al balcón” sin miedos
- 7 Aprendizajes para la vida y los negocios
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Cuando los problemas agobian
También, cuando surgen problemas con emociones, con tensiones, terminamos cada día agotados, a veces angustiados, y con la sensación de no haber hecho nada, de no haber avanzado, no haber mejorado y, a veces, hasta con la idea de que retrocedimos.
Eso de concentrarnos tanto y con mucho empeño en algo, nos hace perder la visión integral de lo que nos rodea, al punto de que a veces olvidamos el objetivo que perseguimos y “la pared” (o el desafío inmediato que tenemos enfrente, que es lo mismo), se convierte en lo esencial de nuestro día a día, hasta que lo vencemos, frecuentemente agotados, o nos frustra.
Sobrevienen entonces el cansancio y la queja, y esos son algunos de los síntomas que surgen de manera inmediata, y todo sucede en realidad porque no paramos a tiempo para reflexionar, revisar lo que hacemos y tomar decisiones al respecto.
Un recurso sencillo y efectivo para abordar situaciones difíciles
Hace muchos años, cuando yo recién empezaba en esto de trabajar en temas de estrategias de negocios, tuve la oportunidad de leer unos textos de William Ury, una de las personas que están consideradas de referencia en temas de negociación y mediación, quien afirmaba que una de la mejores estrategias que conocía y aplicaba era, justamente, “salir al balcón”.
En qué consiste “salir al balcón”
¿En qué consiste esto? ¿Qué quiere decir? Se trata de un ejercicio mental que uno hace tratando de salirse de ese lugar en el que está “batallando” (por supuesto, imaginariamente), y mirar las cosas con una perspectiva diferente, desde la distancia, como un observador desapasionado, pero muy atento, y desde esa posición, ver cómo se desempeñan las personas dentro del conflicto, cómo se desarrollan los acontecimientos, cuáles son las fuerzas dominantes, los puntos de fortaleza y aquellos que son críticos, recursos disponibles y vías alternativas de solución… y hasta de escape.
La importancia de tomar distancia y tener otras perspectivas
No se trata de mirar todo desde un solo punto de observación, o un solo balcón. Hay que utilizar varios “miradores”, que permitan descubrir aquello que desde cada posición permanece oculto o disimulado. Es una mirada panorámica, integral, que permite ver todo como un sistema, y cómo es en su interior, cómo funciona y cómo se “entrelazan” o vinculan sus diferentes partes y actores.

Cómo ganar claridad en el análisis interno
En ese momento, hay que hacerse algunas preguntas, por ejemplo: ¿qué sucede?, ¿quiénes participan en esta situación?, ¿cuáles son sus deseos?, ¿cuáles son sus necesidades?, ¿qué errores cometen?, ¿cómo se desempeñan?, ¿qué estrategias aplican dentro de esa situación?, entre tantas otras posibilidades.
Y también hay que interpelarse a uno mismo: ¿cómo me comporto en este momento?, ¿qué estoy haciendo?, ¿en qué podría mejorar para tener un mejor resultado?, entre otras muchos interrogantes que pueden surgir y que dependen de cada situación en particular.
Se genera así un diálogo interno que ayuda a profundizar el análisis, de la misma manera que cuando se consulta a otras personas su opinión o consejo sobre algo, siempre que tengan conocimientos específicos y que puedan aportar claridad.
“Salir al balcón” sin miedos
Cuando se empieza a aplicar este recurso pueden aparecer algunas dificultades, pero lo cierto es que con un poco de esfuerzo en su aplicación, y reiterando el proceso en cada oportunidad que se presente, se logra automatizarlo de tal manera que resulta extremadamente útil para abordar cuestiones laborales y hasta de la vida personal.
Permite posicionarse mejor cuando hay que enfrentarse a situaciones difíciles y entender qué es lo que está pasando alrededor. Se puede pensar, por ejemplo, si los demás tienen alguna necesidad particular, entender cuáles son las propias carencias, y así visualizar mejor cuál es el dilema al cual se hace frente. También brinda señales o permite identificar si hay “zonas de oportunidad” que no han sido debidamente exploradas y que pueden ser empleadas, ofreciendo así espacios para nuevas soluciones.
Aprendizajes para la vida y los negocios
Cada vez que enfrentamos una dificultad y la superamos aplicando este tipo de recursos de gestión, se genera una expansión en la capacidad de resolución de problemas, al tiempo que aumenta la confianza y seguridad para afrontar nuevas experiencias, sean éstas personales o de negocios.
Así que recordá siempre, cuando veas que algo se complica o se vuelve difícil de gestionar…, “salí al balcón”.
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